martes, 7 de junio de 2016

Reflexiones por el Día del Periodista

Monumento a Mariano Moreno, Plaza Lorea
Foto de Lars Curfs, CC BY-SA 3.0 nl, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=32079151

Hoy conmemoramos el Día del Periodista, en función de la fundación de La Gazeta de Buenos Ayres, en manos de Mariano Moreno, el 7 de junio de 1810. Más allá de que el primer periódico patrio era un órgano oficial, Moreno en él no vaciló en también ser el primer crítico, como cuando fustigó a Cornelio Saavedra por haber sido halagado e impulsar el famoso Decreto de Supresión de Honores, en la Primera Junta de Gobierno.

Periodistas hay de todo tipo y clase: muchos tienen sus ideas pero la mayoría concuerda con que debe haber objetividad, más allá de que a veces, la objetividad debilite lo que quieren defender. Pero esto pasa en todo el espectro ideológico, mal que nos pese. Hay periodistas activos, periodistas que deben escribir cosas con las que no están de acuerdo, periodistas que viven de otra profesión u oficio, periodistas freelancers (Jorge Luis Borges fue uno), periodistas independientes con medio propio, periodistas desocupados y hasta periodistas jubilados.

El oficio es el que hace a las personas, muchas más personas de las que se creen; somos o hemos sido, periodistas al menos un rato. No importa que no tengamos la pompa de un gran medio detrás, o un nombre hecho con miles de apariciones carismáticas; con que cumplamos el oficio de informar, y de transmitirle esa información a un auditorio o público que se entere lo que digamos, alcanzará.

Así deseo un buen día para todos los trabajadores de prensa, estables y temporales. En este oficio, en donde el olvido es crónico, tenemos mucho para informar, y hasta recordar.