jueves, 29 de septiembre de 2016

Brainstormings a la Bradbury (y otros chefs literarios) para escribir nuevas historias

De cruzar las ideas de unos bomberos y de una biblioteca, puede surgir una gran obra. Método Bradbury, en este caso.
Hace un tiempo recordé cómo el famoso escritor yanqui de ciencia ficción y fantasía Ray Bradbury, mostraba cómo se le ocurrían las historias, según él. Tenía un cuarto lleno de fotografías, esculturas, libros... Y en función de una mera asociación de ideas, de ver, por ejemplo, las imágenes de un incendio, de un cuartel de bomberos, y de una biblioteca, podían conformar las bases de un éxito como "Fahrenheit 451".

Del mismo modo recordé, en esa linda charla publicada en la revista Axxón en 1995, cómo el guionista paraguayo Robin Wood contó cómo se le ocurrió su personaje de historietas más emblemático, Nippur de Lagash: le bastó sólo con saberse los nombres de las principales ciudades, algunas deidades y personajes legendarios de la civilización sumeria, en la zona de la antigua Mesopotamia (el actual Irak), y relacionarlas para dar nombre a sus personajes, y al escenario de las aventuras de éstos.

También está la divertida tendencia de jugar con las palabras, incluso en varios idiomas. Por caso, esta anécdota los puede ilustrar: Francis Scott Fitzgerald, autor de "El gran Gatsby", en una charla con su mujer Zelda, uno de ellos quería ponerle "Svenya" (femenino de "Sven", nombre escandinavo) a una hija que iban a tener, y entonces su pareja le implicaba: "¿Pero no te das cuenta que ese nombre significa 'cerdo' en por lo menos, cinco idiomas?" Aclaro que esos idiomas, son de Europa del Este, sobre todo, idiomas eslavos, entre ellos el ruso.

A nivel personal, un poco tomando esas claves para generar historias, y también sobre la base de otros métodos de otros artistas, como por ejemplo, basarse en un simple juego de palabras como punto de partida, fui escribiendo algunas ficciones, o, por lo menos, establecí el bosquejo de historias que podría plasmar en un futuro.

Esas influencias me llevaron a escribir, entre otras historias, "El Triángulo de las Bermudas", uno de mis primeros cuentos. Me basé en el mástil de la ciudad principal de mi municipio, y tres jugueterías que, en efecto, formaban un triángulo alrededor de ese mástil. Y pensé: ¿qué podría relacionarlos? Eso dio origen a una historia que desarrollé, y en la que quedé bien en un taller literario de los que recién empiezan.

Esto es, un poco, un pequeño esquemita de cómo funciona la "chispa", o el "encendido de lamparita", que ocurre a la hora de crear historias. De seguro no sólo quien escribe, sino también muchos otros creadores, utilizamos métodos semejantes a la hora de crear nuestras propias obras.

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